Subió el dólar, y? Se enfrió la economia, no?

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“El dólar está atrasado y así no es posible crecer”, se escuchó hasta el hartazgo; esos mismos hoy afirman: “dejaron escapar al dólar, la inflación se va a disparar y todos seremos más pobres”. Yo les respondería: “‘¿hay algo que te venga bien?”.
La economía tiene esas cosas, vio. Arreglo algo y parece que desarreglo lo otro.
Pongámonos serios. El valor del dólar en niveles iguales al año 2024 con una inflación acumulada positiva no era sostenible.
Vayamos más allá. El CEPO en su totalidad no se levantó. Siguen habiendo restricciones muy fuertes para la libre salida de capitales para las empresas. Eso afecta inevitable y negativamente la posibilidad de que hubiera inversiones (no voy a meter capitales si no me los dejan sacar: mi plata, mi decisión). Sin inversiones, la economía argentina no crecerá. ¿Acaso no puedo ponerme contento por la salida del CEPO para
las personas? Sí, porque fue un avance.

En el detalle se ve la calidad. Haber levantado el cepo para las personas y no para las empresas, con un valor del dólar tan bajo provocó lo esperable: mucho viaje a Miami, mucha importación de mercadería para consumo y mucha salida de reservas o imposibilidad de acumularlas.
La actividad económica rebotó y volvió a los niveles que tiene en los años electorales, desde 2011. Desde ahí empezó a enfriarse y de hecho, a dejar de crecer.
Ayer por la tarde, el ministro de economía de la Nación publicó el desglose de la recaudación de julio y se puso contento porque aumentó, en términos reales, un 4,8%. Ahora, cuando uno mira ese desglose, sólo 2 de los tributos son coparticipables y explican el rebote de la coparticipación de junio y julio que deja a las arcas provinciales en números positivos después de ver caídas sostenidas desde enero del 2024.
Esa mejora en la coparticipación de los últimos dos meses no cubre toda la caída anterior toda vez que durante las caídas los gastos se mantuvieron altos.
Caen los ingresos y me financio asumiendo deuda.
Cuando mejoran los ingresos apenas si puedo cubrir la nueva deuda. Eso es lo que le pasa al Chaco.
Y todavía no pueden venir las buenas noticias porque este rebote de la coparticipación es estacional, provisorio… un espasmo.


Para que la coparticipación crezca de manera sostenida hay dos caminos: sube la inflación o crece la economía. Y en las dos estamos jodidos. La inflación tenderá a rebotar marginalmente con este aumento del valor del dólar pero, por suerte, se ubicará en torno al 2% y no más allá. Un mes 1,7%, otro 1,9% y un tercero alrededor de ahí. En tanto el crecimiento económico, sólo será posible si levantan el cepo para las empresas y luego de que se hayan realizado las reformas estructurales necesarias para generar dinamismo a la actividad productiva. O sea, viajamos a 2027. En 2026, y siempre que se logren los cambios en las leyes (congresos y legislaturas mediante) se podrá dar el punta pie inicial. En definitiva, todavía queda un buen rato de ajuste y volatilidad.

No puedo dejar de darle importancia a la cuestión política. El ruido político y la incertidumbre que eso genera, le pega de lleno a la actividad económica y, sobretodo, a las expectativas de inversión. Queda para otro informe pero algo puedo decir de manera introductoria: si fuera inversor y viera una oportunidad de poner unos millones de dólares para ganar otros tantos (no existe la inversión genuina sin ánimo de lucro), lo primero que me preguntaría es si lo que se está haciendo es sostenible en el tiempo. Y miraría a la clase política: créame que no pondría un mango. Mucho más viendo diputadas y diputados de la nación de la calidad que, lamentablemente, tiene este país.
De ahí que las elecciones de octubre juegan un papel fundamental y la calidad de los candidatos será crucial para que, aquellos que ven oportunidad de invertir, se animen a hacerlo al mejorar la composición de las cámaras. Si eso no ocurre, no habrá inversiones.

Por Martín Piccato