¿Por qué mi vehículo no se detiene al instante cuando freno? El misterio de las distancias de frenado
 
                Por Pablo Aiquel, especialista en seguridad vial
Imagina que vas conduciendo por una ruta un día de lluvia, escuchando tu música favorita. De repente, un animal se cruza en tu camino. Tu cerebro envía la señal a tu pie para que pise el freno. A simple vista, el movimiento es casi instantáneo, un acto reflejo. Pero, ¿realmente lo es?
Lo que no vemos, el gran misterio detrás de cada frenada, es que en ese lapso de tiempo tu vehículo sigue avanzando. Este es el momento en el que se gestan los accidentes, una fracción de segundo que puede marcar la diferencia entre un susto y una tragedia.
El legado de Bertha Benz: un viaje que cambió el mundo
Para entender por qué frenar no es tan simple, debemos retroceder en el tiempo. A finales del siglo XIX, los primeros automóviles eran una novedad fascinante, pero peligrosos. Su inventor, Karl Benz, construyó el primer automóvil de la historia, el Benz Patent-Motorwagen. Pero fue su esposa, Bertha Benz, quien se atrevió a hacer algo que nadie había hecho antes: un viaje largo. En 1888, tomó el vehículo junto a sus dos hijos y recorrió más de 100 kilómetros, desde Mannheim a Pforzheim.
En esa aventura, Bertha se enfrentó a un problema crucial: los frenos. O mejor dicho, la falta de ellos. El sistema de frenado del Patent-Motorwagen era primitivo, apenas unas pastillas de cuero que rozaban las ruedas de hierro. En una parada, tuvo que pedir ayuda a un zapatero para reforzarlas, un incidente que resalta la importancia de la seguridad. El viaje de Bertha no solo demostró que el automóvil era viable, sino que también impulsó el desarrollo de un sistema de frenado más seguro y efectivo.
La ciencia del frenado: la distancia de reacción y la de frenado
Volvamos al presente y a nuestro misterio: ¿por qué no nos detenemos al instante? Porque hay dos fases en toda maniobra de frenado.
La primera es la distancia de reacción. Este es el espacio que recorre tu vehículo desde que tu cerebro identifica un peligro hasta que tu pie pisa el freno.
¿Cómo se calcula? El tiempo de reacción de un ser humano, en condiciones óptimas, es de alrededor de 1 segundo. Es un promedio, ya que puede variar mucho. Por ejemplo, si estás cansado o bajo los efectos del alcohol o ciertos medicamentos, tu tiempo de reacción puede aumentar drásticamente a 1.5 o incluso 2 segundos. En un auto que va a 100 km/h, en ese segundo recorres unos 28 metros.
Después de la distancia de reacción, viene la distancia de frenado. Este es el espacio que recorre el vehículo desde que pisaste el freno a fondo hasta que se detiene por completo. Esta distancia depende de varios factores técnicos:
- La velocidad: a mayor velocidad, mayor distancia de frenado.
- El estado de los frenos y los neumáticos: unos frenos en mal estado o neumáticos desgastados harán que la distancia se alargue significativamente.
- El estado del camino: el asfalto mojado o helado reduce la adherencia, duplicando o incluso triplicando la distancia de frenado.
- El peso del vehículo: un camión cargado necesitará mucha más distancia para detenerse que un auto pequeño.
La suma de la distancia de reacción más la distancia de frenado es lo que conocemos como distancia de detención.
La fórmula secreta de la distancia
Para calcular cuántos metros recorres en un segundo, tomas la velocidad en kilómetros por hora y la dividís por 3.6. Este número es el resultado de convertir los kilómetros en metros y las horas en segundos.
Por ejemplo, si vas a 100 km/h, en cada segundo recorrerás unos 27.7 metros. Es la distancia de casi tres autos estacionados, ¡en tan solo un segundo! Y si a eso le sumas un segundo de reacción, ya habrás avanzado más de 55 metros antes siquiera de empezar a frenar. Este pequeño cálculo revela el gran desafío de detener un vehículo a tiempo y es la razón por la que mantener la distancia de seguridad es tan vital.
El cálculo de la distancia de frenado
Una vez que pisas el freno, comienza la segunda fase: la distancia de frenado. La física nos da una fórmula bastante precisa: eleva la velocidad al cuadrado y dividila por 170. Por ejemplo, si vas a 60 km/h, la distancia de frenado real es de unos 21 metros ((60×60)÷170≈21).
El número 170 de la fórmula no es una casualidad. Es una simplificación de complejas ecuaciones de física que toman en cuenta el coeficiente de fricción entre el neumático y el asfalto y la gravedad. Seria como un número «promedio» que nos da una estimación muy cercana a la realidad en condiciones de asfalto seco y buen estado.
Entonces:
Distancia de reacción: Es la que se recorre en el tiempo que tardamos en percibir el peligro y frenar. A mayor velocidad, más metros.
Distancia de frenado: Es la que se recorre desde que pisamos el freno hasta que se detiene el vehículo. Al doble de velocidad, se recorre cuatro veces más distancia de frenado.
Recordá que a medida que la velocidad aumenta, la distancia de frenado lo hace de forma exponencial, no lineal. Por eso, reducir un poco la velocidad puede tener un impacto enorme en tu seguridad y la de tu familia.
Cada vez que te subís a un vehículo, estás al mando de una máquina que, incluso en un segundo, puede recorrer una gran distancia.
La próxima vez que manejes, tene en cuenta todo esto. El verdadero control no está solo en el volante o los frenos, sino en tu capacidad de anticipación y en tu estado de alerta. Porque en la ruta, esa fracción de segundo de reacción y esos metros de frenado son los que, en última instancia, definen si una anécdota se convierte en una historia de miedo o en una de respeto por la vida.
Pablo Haiquel – Jefe de División Educación Vial – DVP Chaco


 
                       
                       
                       
                       
                       
                      