Victoria Zorraquín y el drama de la alfabetización: «En la Argentina no aprendimos nada»

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La reconocida profesora, licenciada y magíster en educación, Victoria Zorraquin, presentó su nuevo libro en la Ciudad de Buenos Aires. En una entrevista con Radio Provincia, habló del deterioro en los procesos de alfabetización en el país, cuestionó enfoques pedagógicos dominantes en las últimas décadas y lanzó una advertencia clara: “El cerebro no viene cableado para leer, tenemos que enseñarlo”.

Victoria Zorraquin vive desde hace 37 años en Tandil, aunque nació y se crio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fundadora de la ONG Educere Argentina, lidera equipos de trabajo para proyectos de innovación y mejora educativa. Publica regularmente notas de opinión y es una activa divulgadora en redes sociales, especialmente en Instagram, donde aborda con claridad y pasión temas vinculados a la alfabetización.

Hace apenas unas horas, Zorraquin presentó su nuevo libro, titulado con fuerza: «No aprendimos nada». En diálogo con Radio Provincia, compartió las ideas centrales de su obra y analizó, con crudeza y claridad, los errores estructurales en las políticas educativas argentinas de las últimas décadas.

Una alfabetización mal entendida

“El título del libro es fuerte, pero lo importante es lo que hay detrás. En la Argentina tomamos un camino para enseñar a leer y escribir hace unos treinta años, que nos trajo hasta donde estamos hoy. Fue un camino basado en la idea errónea de que los chicos aprenden a leer igual que aprenden a hablar. Y eso es una falacia”, afirmó Zorraquin.

Según explicó, esta teoría surgió con fuerza tras la salida de la dictadura, en un contexto de rechazo generalizado a todo lo que sonara autoritario. “Se creyó que decirle a un niño que la letra A suena ‘a’ era autoritario, y que había que dejar que lo descubriera solo. Eso es un disparate. El cerebro necesita que le digamos cómo suenan las letras y qué representan”, aseguró.

Apoyándose en los avances de la neurociencia, sostuvo que el cerebro humano no está naturalmente preparado para leer. “Es una capacidad que adquirimos hace pocos miles de años. No hay un ‘cableado’ genético para eso. Lo que hay es una plasticidad cerebral que nos permite adaptar una parte del cerebro, que originalmente se usaba para reconocer caras u objetos, y enseñarle a leer. Pero eso hay que hacerlo con una enseñanza explícita”.

La ventana de los 4 a los 7 años

Zorraquin subrayó que existe una ventana clave entre los 4 y los 7 años para adquirir las habilidades básicas de lectura. “Es en ese momento cuando el cerebro está más plástico, más receptivo. Si no le damos el alimento adecuado —que es enseñarle la correspondencia entre letras y sonidos—, estamos desperdiciando una oportunidad crucial”, advirtió.

Y fue contundente al señalar las consecuencias del abandono de métodos fonéticos: “Más del 50% de los chicos de tercer grado en Argentina no saben leer ni escribir. Y eso se arrastra. Llega al secundario. Hoy tengo docentes que me dicen que reciben alumnos en primer año que apenas pueden deletrear”.

El daño de las pantallas

La profesora también dedicó un fuerte mensaje al uso de pantallas en la infancia. “Las pantallas son el nuevo chupete electrónico. Nos han dañado muchísimo. Yo dedico dos capítulos del libro a eso. La exposición temprana a celulares o tablets es adictiva, altera la concentración, y afecta directamente la capacidad de aprender a leer”.

Citó incluso un ejemplo paradigmático: “Steve Jobs, cuando lanzó el iPad, dijo que en su casa no se usaban pantallas. Y nosotros se las damos a los bebés. Necesitamos campañas en cada parada de colectivo que digan: ‘No expongas a tu hijo al celular’”.

Además, fue tajante respecto a la tecnología en las escuelas: “Estoy completamente en contra de los celulares en las aulas. Pero si los vamos a sacar, tenemos que acompañar con libros, juegos, materiales. No se puede pretender que un docente solo, con su cuerpo, enfrente a 30 chicos sin recursos”.

Una alfabetización relegada por ideología

Victoria denunció también que hay docentes perseguidos en algunas jurisdicciones por enseñar las letras y los sonidos. “Se ha instalado que hay que esperar a que el chico descubra solo. Pero si el cerebro necesita que le digan que la A suena ‘a’, no se trata de ideología, se trata de ciencia”, remarcó.

En este punto, apeló a la memoria emocional de los oyentes: “Yo les pregunto siempre a los docentes si recuerdan quién les enseñó a leer. Y todos tienen historias hermosas, y todos aprendieron antes de los seis años. ¿Eran todos superdotados? No. Les enseñaron bien”.

El desafío es revertir el daño

Hacia el final de la entrevista, Zorraquin dejó una reflexión alentadora, aunque cargada de urgencia: “No estamos condenados a esto. Se puede revertir. Pero necesitamos voluntad, formación docente, materiales, y dejar de perseguir a quienes sí están enseñando bien. Podríamos tener a todos los chicos leyendo. Y cuando un chico lee, abre la puerta a todos los aprendizajes”.

El libro No aprendimos nada ya está disponible y promete generar un fuerte debate en el campo educativo argentino. Con un lenguaje claro, ejemplos concretos y una crítica sin rodeos, Victoria Zorraquin vuelve a poner en el centro del debate una pregunta crucial: ¿Qué estamos haciendo con la alfabetización de nuestros niños?