Una nena donó su pelo y fundó una campaña solidaria para pacientes con cáncer
Maite tenía 8 años cuando, en 2019, se preocupó por los chicos en tratamiento de quimioterapia y decidió donar su pelo. Con la ayuda de su mamá, gestó una cadena para fabricar pelucas oncológicas.
Todo comenzó con una pregunta. “Mami, ¿qué les pasa a los chicos que tienen cáncer?”, fue la duda que asaltó a Maite allá por mayo de 2019. La nena -8 años entonces- escuchó la respuesta con atención y tuvo una idea: donar su pelo.
Así nació, en Alta Gracia -Córdoba-, la campaña solidaria “Trenzando Voluntades”, impulsada por Mariana Ludueña, mamá de Maite y fisioterapeuta oncológica, junto a otras mujeres. “Ella siempre buscó interiorizarse sobre mi trabajo”, inicia el diálogo con TN. “Me preguntó sobre la caída del pelo por los tratamientos. Le expliqué sobre el uso de pañuelos o de pelucas que se fabrican con cabello que se dona. Y ahí dijo: ‘¿Puedo donar el mío?’”.
Ludueña era parte de un grupo de 11 amigas y una de ellas estaba atravesando un cáncer. “Eso la sensibilizó. Entonces empezamos a buscar dónde podía Maite donar su pelo”, recuerda.
Con la ayuda de su mamá, Maite reforzó los cuidados sobre su pelo lacio color castaño oscuro, lo dejó crecer y un día se despidió de una coleta de 25 centímetros que fue cedida a la Fundación Vanesa Durán.
“ME DIO MUCHA FELICIDAD VERME CON EL PELO CORTO”
La nena volvió al colegio con el pelo corto y les contó la novedad a sus compañeros. Zoe, una de sus amiguitas, tenía un primo de dos años que atravesaba un cáncer y quiso donar su cabello. También se sumó Valentina.
“Me dio mucha felicidad verme con el pelo corto, porque todo lo que quería era ayudar”, cuenta Maite, que hoy tiene 11 años. Así nació “Trenzando voluntades Alta Gracia”.
Mariana contactó a una amiga peluquera, Claudia González, y le propuso cortarles el pelo a vecinos y vecinas de la zona que quisieran donarlo. “Ella conocía cómo es el manejo comercial del cabello y me dijo que había que formar una campaña a través de organizaciones oficiales, dejar bien claro que era una iniciativa solidaria y no un negocio”, detalla.
“En esa semana se formó toda esa cadena de voluntades”, continúa. La Fundación Vanesa Durán recibe las donaciones y la campaña cuenta con el patrocinio de la Municipalidad de Alta Gracia, que cedió la Escuela de Oficios. De ahí, además, surgió una tercera integrante de “Trenzando Voluntades”: la profesora de peluquería Georgina Ruzafa.
Cuenta Ludueña que el impulso creció cuando empezaron a sumarse más peluqueras: “Florencia y Silvana, por ejemplo, tienen su salón. Pero nos golpean la puerta y nos entregan coletas. También se acerca gente a la Escuela de Peluquería municipal, y ahí las chicas realizan el corte”.
