Charata florece: los lapachos de la Av. Güemes muestran el fruto de un proyecto comunitario

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La ciudad de Charata vive por estos días un espectáculo natural que combina color, vida y compromiso ciudadano: los lapachos de la Avenida Güemes comenzaron a florecer, en el marco de un proyecto de arbolado urbano comunitario que involucró a instituciones educativas, empresas locales y al propio municipio.

Un trabajo colectivo

La iniciativa surgió tiempo atrás con el objetivo de revitalizar la principal avenida de la ciudad y generar un entorno más verde y saludable. Gracias a la articulación entre el Instituto Primario Bilingüe, la organización Solidagro, la empresa Lypsa, Agroveterinaria Langelotti, y con el acompañamiento técnico del Vivero Municipal y la Subsecretaría de Ambiente, se concretó la plantación de 200 lapachos donados por empresas de la comunidad.

Cada ejemplar plantado cuenta con dos padrinos de cuidado: un frentista y un alumno del establecimiento educativo, quienes asumieron la tarea de regar, proteger y garantizar el crecimiento de los árboles. Este esquema de participación buscó no solo la preservación del arbolado, sino también fortalecer el vínculo de los vecinos con el ambiente urbano.

Los lapachos, símbolo de identidad

Hoy, el resultado es visible: la avenida se tiñe de flores rosadas y amarillas, regalando un paisaje que embellece la ciudad y se convierte en un símbolo de identidad local. Los lapachos no solo aportan belleza estética, sino que también generan sombra, frescura y calidad ambiental, beneficios indispensables en una región donde el arbolado urbano es cada vez más valorado.

Reconocimiento al esfuerzo conjunto

Desde el municipio destacaron que este proyecto es un ejemplo de lo que se logra cuando diferentes sectores trabajan unidos: “Hoy los lapachos de la Av. Güemes son el reflejo de lo que alcanzamos cuando la comunidad, las instituciones y el sector privado se comprometen con un objetivo común: más naturaleza, más sombra y más vida para Charata”.

Mirando hacia el futuro

El desafío ahora será dar continuidad a este tipo de programas, replicando la experiencia en otros barrios y avenidas de la ciudad, y consolidando una política pública de arbolado que integre a vecinos, escuelas e instituciones.

La postal actual de la Avenida Güemes no es solo un paisaje colorido: es la prueba de que la unión entre comunidad y municipio puede transformar los espacios públicos en lugares de encuentro, identidad y sostenibilidad.